Domingo, 24 Abril 2016 19:00

A propósito de Caño Cristales docente hace reflexión

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Por: Luis Servando González

 

¿Qué sabe un gerente petrolero, si él no vive en el llano?, si él no ha disfrutado las playas de un río y no es él quien ha disfrutado su imponente andar.

¿Pero dígame compadre...qué va a saber un doctor que vive en la ciudad lo que es un río de colores?, pobrecito, ni siquiera lo podemos culpar. ¿Qué saben ellos de conservar y cuidar si apenas aprendieron a bestializar?

Qué van a saber ellos que con el río hemos convivido, que ha sido nuestro amigo, confidente  y guardián, qué va a saber eso un gerente de la industria petrolera, qué va a saber él, que mis mejores recuerdos los tengo en las tardes con mis hijos cuando ellos se chapuceaban y en momentos pletóricos de felicidad mi único deseo era seguirlos viendo así, por siempre así... y que hubiera querido detener el tiempo para que siempre esta escena se repitiese mientras continuaba tomándome el café, hablando con un viejo de la historia de mi pueblo y prometiendo que por siempre y hasta donde se pudiera habríamos de proteger a nuestro compañero el río.

Qué va a saber   un gerente de esta historia?, o es más, que va a valorarla si él cree que la felicidad esta en hacer crecer la empresa, subir las acciones en la bolsa, transportarse en carros finos y mostrar grandes dividendos, pobrecitos ellos, los que nunca han conocido, ni de cerca lo que es la felicidad y por eso mismo nos la quieren quitar.

Yo no le quiero contar a mis hijos que hace un tiempo trabajé en una petrolera, que gané mucho dinero y por lo fácil como lo conseguí  lo derroché, no les quiero contar que estuve a favor de un proyecto que desapareció un río en el que ellos algún día se bañaron, a ellos les quiero decir que tienen como legado y gran herencia el orgullo y la dignidad de haber luchado por conservar aquel amigo que cobijó en sus aguas a sus abuelos, a sus papas, a ellos mismos y quizás a sus hijos, les quiero dejar la posibilidad de disfrutar sus aguas, volver a jugar en sus playas, la posibilidad de que un día sentados a la orilla, tomando un café y viendo chapotear a mis nietos guarden esa imagen para siempre y les digan también a sus nietos que esa imagen se debe repetir por siempre y para siempre.  

Mientras existamos generaciones de personas que pensemos que por encima del dinero está la felicidad y que ésta  no se consigue acumulando grandes capitales económicos, sino aprendiendo a disfrutar y conviviendo con las maravillas que la naturaleza y la vida nos dieron, existirá la esperanza de un futuro mejor y eso mi querido amigo,  eso,  es lo que a mis hijos les quiero dejar.

 

 

Leído 👁️ 948 vistas Veces Última modificación el: Lunes, 25 Abril 2016 02:58