IGAC entregó estudio de suelos de Casanare
Escrita por Casanare NoticiasSe realizó la entrega oficial del “Estudio General de Suelos y Zonificación de tierra del departamento de Casanare”, por parte del director general del Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC), Juan Antonio Nieto Escalante, y Germán Darío Álvarez, subdirector Nacional de Agrología del Instituto.
“El estudio es de gran importancia para la planificación del territorio, realizado sobre la base del suelo, que permite trazar todos los temas de proyección, sin que los gobiernos improvisen, contando ahora con un instrumento técnico” indicó Nieto Escalante.
Agregó que esta evaluación tardó cuatro años en desarrollarse, financiada en su totalidad por el ICAG, sumado a los recursos humanos y logísticos.
El documento técnico fue elaborado a escala 1:100.000 y describe detalladamente las diferentes características, potencialidades y limitaciones de los suelos y tierras de esta región del país.
Durante el evento, se firmó la resolución que permitirá la división territorial de Casanare, independizándola del departamento del Meta.
Aspectos contemplados en el estudio
Ante la proyección de los grandes inversionistas para impulsar la producción de biocombustibles en la Orinoquia, se requiere identificar los impactos ambientales y conocer detalladamente el componente suelo y sus interacciones con el medio natural.
El conocimiento de suelos y sus interacciones con los ecosistemas es fundamental para definir la capacidad de uso de las tierras, evaluar la vulnerabilidad ante los fenómenos climáticos y la mano del hombre, y poder ordenar cualquier territorio. Los estudios de suelos del IGAC son un insumo básico para la actualización de los Planes de Ordenamiento Territorial.
De acuerdo al estudio, el 54,27 % del departamento (2.401.901 hectáreas) corresponde a tierras con vocación ganadera, el 49,39 % son terrenos aptos para establecer sistemas productivos pecuarios con pastoreo intensivo de clima cálido, mientras que en un poco más de 4 % se permite el pastoreo semi intensivo.
Entre tanto, tan solo el 8,79 % de Casanare cuenta con terrenos aptos para el desarrollo agrícola, es decir que se puede cultivar en 388.945 hectáreas.
De este total, en el 5,53 % (244.907 hectáreas) se pueden desarrollar cultivos transitorios semi intensivos como arroz secano, maíz, frijol, pimentón, tomate, melón, sandía, maracuyá, ahuyama, ají, cilantro y yuca.
En el área restante tienen cabida cultivos permanentes intensivos como naranja, limón, aguacate, plátano, mango, mamoncillo, papaya, palma africana y aceite, tabaco y piña.
Los suelos más fértiles se localizan sobre los valles de los ríos Casanare, Ariporo, Pauto, Cravo Sur, Cusiana, Túa y Upía.
Se indica que las actividades agrosilvopastoril y forestal también pueden estar presentes en los suelos del Casanare, ya que el 4,74 % de sus suelos cuenta con vocación para tales fines.
“Por las características de sus suelos, Casanare tiene un potencial enorme para desarrollar áreas de producción ganadera, agrícola y forestal de una forma sostenible, ya que las hectáreas aptas para ganado, cultivos y desarrollos forestales abarcan el 67,8 % de todo el departamento”, apuntó Nieto Escalante.
Además de las zonas para la ganadería y agricultura, el estudio de suelos del IGAC identificó aquellas que son intocables por su importancia eco sistémica, denominadas áreas para la conservación y protección ambiental.
En Casanare, estas áreas abarcan el 28,3 % del departamento (1.276.510 hectáreas), conformadas por humedales, ciénagas, pantanos, lagunas, lagos, ríos, parques nacionales naturales, reservas forestales protectoras y territorios de conservación y recuperación de suelos.
El departamento alberga parte de dos parques nacionales: El Cocuy y Pisba, y la Reserva Forestal Protectora Quebrada La Tablona.
51.862 hectáreas están constituidas por humedales, ciénagas, pantanos, lagunas, lagos y ríos (1,17 %), mientras que los bosques de galería o zonas con vegetación pantanosa albergan 850.321 hectáreas (19,21 %).
“No todos los suelos del departamento son aptos para el ganado o los cultivos. También cuenta con más del 28 % de suelos que deben ser protegidos y conservados, ya que son ecosistemas estratégicos que no pueden ser afectados por la mano del hombre, y que se encargan de mitigar los estragos de los fenómenos naturales como la sequía y la época de lluvias”, dijo el director del IGAC.
El 3 % de la superficie departamental (148.699 hectáreas) cuenta con ocho resguardos indígenas, distribuidos en los municipios de Hato Corozal, Paz de Ariporo, Sácama, Támara y Ocuré.
El estudio de suelos del IGAC en Casanare también incluye la clasificación de las tierras por su capacidad de uso, que establece las clases agrológicas presentes en algún territorio.
La clase 5, compuesta por tierras potencialmente agrícolas y pecuarias, es la que prevalece en Casanare, con un total de 2,6 millones de hectáreas (60,7 % del área total).
Le sigue la clase agrológica 8, con un 14,2 % (625 mil hectáreas), que representa todas las tierras que por su vulnerabilidad extrema e importancia ambiental deben ser conservadas.
La clase 4 está presente en el 12,1 % del departamento (535 mil hectáreas), en donde se puede adelantar una explotación agropecuaria pero semi intensiva.
“A diferencia de otros departamentos, que cuentan con serias limitantes en sus suelos para el desarrollo agropecuario como fuertes pendientes o zonas de interés ambiental. Casanare tiene un alto potencial para el desarrollo agropecuario; sin embargo debe hacerse de manera sostenible para no afectar el recurso, y no aumentar la posibilidad de padecer de los efectos de los fenómenos climáticos como la sequía o las lluvias”, puntualizó Nieto Escalante.
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