Las tardes en la vereda Brisas de Maremare, en el municipio de Orocué, suelen despedirse con el murmullo del viento entre los pastizales y el canto distante de los alcaravanes.

Pero este domingo 7 de diciembre, alrededor de las cinco, un estampido seco y definitivo rompió la cadencia del crepúsculo. Un sonido que no pertenecía al paisaje y que selló una tragedia familiar.

Todo había comenzado horas antes, en la aparente normalidad de un caserío. Carlos Estrada y Amalia Fonseca Guío, una pareja residente de este lugar, compartían una mesa en un establecimiento público.

Había cervezas, quizás risas y la camaradería de un lugar donde todos se conocen. Los vecinos los vieron departir, pero en el aire ya flotaba en el ambiente los primeros pregones distantes de la tragedia.

Una discusión encendió los ánimos de la pareja y dio inicio a un cruce de palabras que, en otro contexto, no habría pasado de un malentendido. Pero aquí, en la soledad de la llanura, donde las pasiones parecen amplificarse por el horizonte infinito, cada reclamo e insulto avivaba más la querella.

La discusión migró. De la mesa pasó al camino polvoriento que conducía a su vivienda. Testigos afirman que salieron del lugar juntos, llevando consigo la ira y el alcohol, una combinación letal.

El camino a casa se convirtió en un túnel sin salida. Lo que ocurrió exactamente dentro o a las puertas de su residencia solo lo saben ellos, y se lo llevaron consigo a la eternidad.

Los hechos, fríos y contundentes, dicen que Carlos, utilizando un arma de fuego, acabó primero con la vida de Amalia. Luego, en un acto último de posesión desesperada o de horror ante su propio crimen, volvió el arma contra sí mismo.

Ahora, en el caserío permanece en la memoria colectiva este hecho propio de violencia intrafamiliar, aquella que surge del lugar donde debería haber refugio, donde no se tendría que permitir el más mínimo asomo de acciones violentas: el hogar.

La escena quedó silenciada. El eco de dos vidas que se apagaron envueltas en un torbellino de intolerancia está ahora está bajo la lupa de las autoridades, que investigan todos los móviles de este hecho que sacudió a los lugareños, mientras que la casa donde ocurrieron las muertes permanece la sombra, de una discusión que terminó en tragedia.