Con dolor y extrañeza recibieron los familiares de don Rodrigo Correa, asesinado en mayo del año pasado en Yopal, la noticia de que los homicidas intelectuales serían dos de sus vecinos de la vereda El Tiestal, en el corregimiento Tacarimena. Conocidos desde décadas.
(Lea: Asesinado ganadero en Tacarimena)
Se trata de los también ganaderos Rodrigo Martínez Chaparro y Julio César Hernández Caballero, quienes fueron capturados el viernes, al igual que una mujer (detenida en Ibagué), identificada como Diana Quintana.
Los tres fueron procesados en audiencias, que duraron más de 8 horas, el pasado sábado 29 de julio, donde les imputaron los cargos por homicidio agravado y porte ilegal de armas, los cuales no aceptaron, pero fueron cobijados con medida de aseguramiento preventiva en la cárcel La Guafilla (Yopal).
Eran vecinos ‘de confianza’
“Eran vecinos de la finca donde vivía mi papá, personas muy conocidas a quienes les sirvió en vida, sobre todo a Rodrigo Martínez, con quien compartió cervezas, cenas… conocidos de toda la vida”, relata Janeth Correa, una de sus hijas, quien señala que es muy doloroso saber que ellos fueron quiénes acabaron con su vida.
Cuenta que tras el asesinato de don Rodrigo Correa, en la comunidad se escuchaban rumores de que habían sido ellos, pero su familia se negaba a creer, hasta que fueron capturados y en la audiencia la Fiscalía mostró pruebas de llamadas telefónicas que los conectaban con el autor material, en Ibagué (Tolima).
El arma homicida
Igualmente se conoció que el asesino intelectual, Alexis, alias 'el viejo', quien está preso en la capital tolimense; fue capturado por porte de armas en la ciudad dos meses atrás, y las pruebas de balísticas mostraron que el arma que tenía era con la que habían matado a don Rodrigo Correa en Yopal.
Luego las autoridades pudieron hacer la relación con la mujer capturada y los dos ganaderos.
Los motivos
Otro dato insólito, es que de acuerdo con la Fiscalía, Julio Hernández señalaba que el difunto le estaba robando ganado. Además tendría un listado de 10 personas para mandar a asesinar, supuestamente miembros de una banda de abigeato, entre ellos el escolta de don Lulio Martínez, Omar Grandas.
Esta ‘razón’ produjo gran rechazo en la familia de la víctima. “Mi papá no tenía necesidad de robarle a nadie, porque tenía su finca, su ganado, con qué vivir gracias a Dios; entonces vincularlo en eso no había razón, él buscó una”, expresó su hija.
Tal vez los motivos eran más personales. Sus familiares recuerdan que Julio Hernández en alguna ocasión le dijo a don Rodrigo que le vendiera un pedazo de terreno, pero exigiendo que se lo dejara en el precio que él quería, por lo que no hubo acuerdo y desde entonces Hernández mostró mala actitud contra la víctima.
Por el contrario Rodrigo Martínez siempre saludaba a la viuda y le preguntaba con aparente preocupación por la investigación.
Piden protección
Don Rodrigo Correa dejó cuatro hijas mujeres y a su esposa, quienes cuidan hoy de la finca y legado que él trabajó toda su vida, pero temen alguna acción en su contra, por lo que han solicitado protección a las autoridades.
"Duele mucho saber que éstas persona, vecinos con quienes nos criamos en esa vereda y hayan sido los autores de la muerte de mi papá, y por unas razones ilógicas e injustas. Mi padre no le robaba a nadie, antes les sirvió, le ayudó a Rodrigo Martínez, a su familia", dijo Janeth.